Existencia

Apareció en su casa y dejó la mochila tirada por el suelo.
Se fue a la gran cristalera que le demostraba las luces de la ciudad sin pensar... Sin sentir...
Sólo existía, la mujer que él amaba resultó ser un quimera, que le arrancó el corazón y lo pataleó a placer.

Apareció detrás de la puerta, no quería meterse en su casa. Si él quería verla le abriría.
Llamó despacio golpeando la puerta.
Esperó.

Suspiró, podía oler su aroma desde ahí.
-La puerta está abierta.

Empujó la puerta y entró.
-Así se comió el lobo a la abuela y a Caperucita -intentó romper un poco el hielo.

Siguió mirando por la ventana al vacío.
-¿Qué quieres? Sea lo que sea, rápido.

Lo había pasado tan mal hasta que se decidió por ir a verle que tenía el corazón anestesiado y esas palabras que le tenian que haber dolido, a penas le molestaron.
-Sólo vine a verte. ¿Cómo estás?
Pregunta tota y obvia.

Giró un poco la cabeza.
-De pie.
No le iba a decir su estado anímico. Lo que menos le faltaba es que viniese ahora a jugar con él de nuevo.

-Ya vo -susurró- no tienes muchas ganas de hablar.
Se dió media vuelta dispuesta a salir como habia llegado.
-Sólo me preocupaba por ti.

Se dio la vuelta para afrontarla.
-¿Por qué?
Tampoco quería que se fuese.

Se paró en seco al escucharle.
-La verdad no lo se -dijo sin darse la vuelta.
Había estado pensandolo desde que discutieron, pero tuvo ese impulso y en dos segundos entaba en la puerta.
-Supongo que al final disfrutar de la compañía es bastante importante.

Se le quedó mirando.
-Sedme totalmente franca. Y dime si sentías todo lo que me decías.
Sería como cavarse la tumba el solo y echarse sal en la heridas, pero necesitaba saberlo.

Esta vez si se dió la vuelta.
-No, no todo al menos. Yo... no debí... se que no...
Se frotó las sienes antes de continuar.
-Soy horrorosa para pedir perdón -le confesó- pero es lo que estoy intentando.

Adelantó un par de zancadas hasta llegar a ella y cogerla del mentón.
Obligándola a mirarlo a los ojos.
-No te estoy diciendo que me pidas perdón, dime solamente si lo sentiste o no.

-No.
Bajó la vista avergonzada.
-Soy muy orgullosa y un poco bocazas también.
Suspiró.

Le hizó alzar un poco más el mentón para besarla con hambre.
Cogiéndo una de sus piernas de ella rodeo su ropia cintura mientras que con la otra mano le cogía el trasero y la alzaba del suelo.
Haciendo apoyar su cuero en una de las paredes, atrapada entre esta y el cuerpo de él.

-Leo, Leo, Leo -puso una mano sobre sus labios separándole ligeramente- para, no hagas esto ahora. Lo unico que quiero es estar contigo y demostrarme a mi misma que no he vuelto porque te echaba de menos en la cama.
Sí, lo que mas le había costado era admitirse a si misma que él significaba mucho más que un simple polvo para ella y ardiendo con el a su lado sentía crecer la lujuria corriendo por sus venas, y no era eso lo que necesitaba en ese momento, quería sentir que lo amaba y que él la amaba a ella, no solo en el plano fisico.

Alzó la vista para mirarla a los ojos sin enteder lo que quería decir.
-No sé que es lo que quieres Nyx. Pero sé muy bien lo que quiero yo. A ti.
La miró con un brillo de intensidad en su mirada.

Le miró con los ojos anegados de lágrimas y arrojó los brazos al cuello, abrazándole.
-Lo siento, lo siento, lo siento -dijo entre sollozos- fui muy cruel contigo. sólo abrazame y no dejes que vuelva a decirte nunca esa clase de tonterias.

La abrazó con ternura a su pecho mientras apoyaba su mentón en la coronilla de ella.
-Sólo me gustaría saber el motivo de porqué me lo dijiste cuando quieras contármelo. No te voy a echar nada en cara.

Suspiró, si nisiquiera ella estaba segura...
-Verás, siempre me he sentido ignorada, fuera de todos los circulos. Y cuando te conocí, sentí, no se lo que sentí, pero me gustó y cuando me di cuenta te tenia idealizado y me sentía pequeña a tu lado, y cuando no quisiste que nos llevara a otro lado -sonrió sin ganas dandose cuenta del lio que habia montado por una tontería- bueno sentí que volvían a excluirme. Se que es una tonteria pero me puse a la defensiva y devolví el golpe antes de recibirlo.
Suspiró, ea ya lo había soltado.

-Respeto tu postura, de verdad. Ahora solo déjame explicarme porqué yo dije eso.
Le acarició el pelo con ternura.
-Ni siquiera habías logrado ponerme bien una falda de lo nerviosa que estabas. Yo solo quise teletrasportarte yo porque no quería que estuvieses más frustada contigo de lo que ya estabas.

Frotó la cabeza contra su pecho ronroneando, cuando le acarició la cabeza. Luego le decia gatito a él, se sentia tan bien. Lo escuchó atentamente y no pudo evita soltar una carcajada.
-No entendí eso, imaginate como tenía la cabeza y casi te muerdo por lo mismo que estas haciendo ahora.
Lo que ahora estaba disfrutando antes fue excusa de mas pelea, "no me acaricies como a un perro".
-Estaba un poco histérica ¿verdad?

-Todos los estamos en algún momento y tenemos derecho a ello.
Le alzó el mentón y le mordisqueó los labios con travesura.

Gimió sobre sus labios y le tomó el rostro entre las manos.
-Leonardo -le sijo en un susurro con los ojos llenos de culpa- no me lo tengas en cuenta por favor.
Y sin querer hablar nada más le besó desesperadamente descargando toda la ansiedad que habia pasado los dias anteriores.

¿En cuenta? Si él estaba deseoso de hundirse en ella.
La atrajo más hacia su erección pasando una mano por su cadera.
Devolviéndole el beso con más intensidad.